Albert
Einstein, afirmaba en su coloquial estilo que “locura, es repetir lo mismo una
y otra vez, esperando resultados diferentes”. Y esta es justamente la época en
que todas las promesas emotivas se hacen a causa de la celebración del nuevo
año, para luego esfumarse y en muchos casos, confirmar las frustraciones que se
sienten año tras año, en el intento de ser mejores.
Año
nuevo, “vida nueva”, con la vaga ilusión de que cambiando la fecha, también
cambiarán los hábitos. El gran interrogante es: ¿Qué me pasa, por qué no puedo
cambiar? La razón, al menos en teoría es sencilla; no es lo mismo prometer que comprometerse.
CREAR
CONDICIONES: Muchos creen que basta con la
intención de querer cambiar, sin embargo la necesidad de una conducta o
ambiente diferente a lo que se quiere cambiar, es totalmente necesario.
ESFORZARSE:
Todo compromiso conlleva una gran dosis de esfuerzo. Indudablemente hay
momentos de flaqueza y tentación. Se necesita valor para tomar la decisión de
no hacer algo. Si pretende dejar un mal hábito, es natural que esa actividad le
cueste trabajo o le resulte molesta, si no está acostumbrado a ella, pero si
sobrepone lo que le conviene a lo que
le gusta podrá producir grandes
resultados.
ABANDONAR,
RENUNCIAR: Es necesario que abandone amistades o
actividades que no lo apoyen en su propósito, al menos durante el tiempo
necesario hasta que se sienta fortalecido. Si pretende adelgazar, tendrá que
olvidarse por un tiempo de la “comida chatarra” y de los amigos glotones,
recuerde que “una mala compañía puede resultar funesta para sus buenos
propósitos”
En
resumen, la gente fracasa en sus intentos de mejorar, por su carencia de compromiso. Si quiere tener
lo que nunca ha tenido, tendrá que hacer ya, lo que nunca ha hecho
antes.
A
propósito, ¿cuántas de las promesas que se hizo a principios de año, ya
cumplió?...
http://www.empoderatumente.com/
Por
Guillermo Villa Ríos
Directora Ejecutiva Editorial / Mireya Posada
LATINO SHOW MAGAZINE
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